
Rafael Antonio García
relató que estaba agobiado de las deudas, compró una batida y dos tostadas; de
camino a su casa se detuvo, le echó una
sustancia tóxica, la tapó, continúo su ruta y después que estaba en la casa,
dejó la batida y las tostadas encima de la mesa del comedor.
Narró que posteriormente
salió al colmado a comprar un refresco, y en ese momento llegó su suegro, el
hoy occiso, al cual su concubina la nombrada Nieves Carolina Ovalles le brindo batida y tostada, ignorando la situación.
Dijo que cuando su pareja
sentimental y el estaban solos, tomaron de la batida, pero ya su suegro se había
marchado de la casa.
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